La Planta Piloto de Ingeniería Química (Plapiqui), el primer instituto de doble dependencia que se creó entre la Universidad Nacional del Sur (UNS) y el principal organismo científico nacional, Conicet, celebró sesenta años de proyección internacional en la ingeniería química.

La creación del Instituto el 19 de noviembre de 1963 resultó de la convergencia de dos generaciones: Por una parte, un grupo de egresados de la UNS formado por los ingenieros Miguel Elustondo, Braulio Laurencena, Enrique Rotstein y Martín Urbicain. Por la otra, un grupo de estudiantes avanzados entre los que se destacan por su permanencia en Plapiqui, Esteban Brignole, Carlos Gigola, Nani Sica y Numa Capiati. En las memorias de la época aparecen otros actores como Susana Pérez, Melhen Namor, Héctor Berra, Aurelio Cherzanovich, Oscar Zanotto y Oscar Bianciotti.

El organismo, actualmente integrado por 55 investigadores, 60 becarios y 45 profesionales de apoyo, desarrolla su actividad a través de ocho grupos de investigación sobre Catálisis, Alimentos, Polímeros, Partículas, Reactores, Sistemas de Procesos, Tecnología Química y Termodinámica. Posee además una oficina de transferencia que asiste a empresas, organismos públicos y organizaciones para la resolución de problemas tecnológicos.

«El impulso que en la década de 1960 estaba recibiendo la industria química y petroquímica en Argentina incentivaba la percepción, entre los pioneros de Plapiqui, de que la ingeniería química desempeñaría un papel destacado», mencionó la directora, doctora Verónica Bucalá.

Asimismo, expresó: «Recibimos la antorcha y seguimos sosteniendo los tres pilares fundamentales que definen nuestra identidad: Desarrollamos investigaciones en diversas disciplinas, trabajamos con el sector socioproductivo, asistiéndolo o resolviendo desafíos juntos. Esta actividad, además de ser una fuente de inspiración para nuestras investigaciones, nos permite conocer las necesidades industriales y contribuir a la formación de profesionales que se insertan en el mercado laboral».

«Los fundadores hicieron cosas geniales, los sucesivos directores le dieron matices que enriquecieron la vida institucional de Plapiqui. Sin embargo, es importante mencionar que todos ellos y me incluyo, contamos con algo esencial: El capital humano, que es nuestro activo más preciado. Una riqueza invaluable que estamos comprometidos a perfeccionar constantemente. Nos esforzamos por crear un entorno que fomente el crecimiento personal y profesional, donde cada individuo contribuya de manera única a nuestro éxito colectivo», concluyó.

Luego, diez integrantes de Plapiqui entre becarios, personal de apoyo e investigadores, fueron dando testimonio de sus experiencias en el Instituto, en un momento de gran emoción por las palabras utilizaron para expresar lo que trabajar en este centro significaba para ellos.

«Mi paso por Plapiqui me marcó, y marcó a numerosos profesionales que hoy están en la institución, en otros organismos y en las empresas. Este instituto es uno de los grandes responsables de que la UNS sea una institución que se destaca a nivel nacional. Quizás aquí lo tenemos naturalizado, pero no es normal en muchas universidades que se le dé el valor que se da aquí a un doctorado. Tenemos una de las tasas de doctores más altas del país, y también este nivel científico es lo que le permite a la UNS estar en el 10% superior de las universidades del mundo. Tampoco es normal que en una misma sala haya premios Houssay, investigadores eméritos, premios LÓreal, miembros de Academias científicas de Argentina y el exterior. Nosotros lo tenemos naturalizado también, pero esto es muy raro que ocurra, y es una de las características que nos distinguen como Universidad: Trabajar siempre por estar entre las élites científicas del país y el mundo», valoró el doctor Vega en su discurso.