Un proyecto del Departamento de Química de la UNS y el Instituto de Química del Sur (UNS CONICET) fue premiado en el concurso INNOVAR 2023.

Se trata de ‘NanoAP’, un desarrollo que encabeza la docente e investigadora de la UNS, doctora Noelia D’Elía, integrante del Grupo de Materiales Nanoestructurados dirigido por la doctora Paula Messina y conformado por el doctor Luciano Benedini, la doctora Noel Gravina y el doctor Javier Sartuqui, que permite crear relleno óseo sintético para tratamientos médicos, a partir de la mezcla de dos componentes.

“El material está formado por una fase líquida y una sólida. Estas dos se mezclan en el consultorio del profesional médico, en el momento de su aplicación, y ocurre una reacción química que hace que la composición final sea hidroxiapatita, que es similar en sus características químicas a la apatita biológica que forma nuestros huesos. Los huesos están formados por distintas fases: una inorgánica y una orgánica. Mayormente por la primera, que es lo blanco que vemos”, explicó D’Elía.

Y, siguiendo esa línea, agregó: “Su aplicación sería para rellenar un defecto óseo. Por ejemplo, una fisura; cuando se extrae un diente y es necesario recuperar el hueso en el maxilar; o cuando se quitan tumores benignos de gran tamaño y se requiere recuperar la masa ósea en la zona. Este material de relleno evita que crezcan otras células, que invadan el orificio y no permitan que se forme el hueso nuevo, que para regenerarse necesita espacio”.

Beneficios

Entre las características del desarrollo, está la posibilidad de que se degrada a medida que el hueso se forma. “Otro rasgo es que como está desarrollado con nanotecnología, se puede cargar con distintos tipos de fármacos. Por ejemplo, un antibiótico o un antiinflamatorio, que se puede liberar progresivamente, de forma localizada, en el tiempo, favoreciendo que no se inflame o infecte la zona, y evitando ingerir esta medicación por vía oral”, explicó.

Además, es 10 veces más económico que los materiales similares ya existentes de industria nacional y 100 veces más que los importados. “Y al ser sintético tiene la ventaja que no hay riesgos de trasferencia de material genético de otro animal, al usar sus huesos. Con esto quiero aclarar que la realidad es que no lo hacen, pero para que eso sea así deben pasar por un montón de habilitaciones y certificaciones, lo que seguramente encarece sus materiales”, detalló.

Continuidad y proyecciones

El proyecto distinguido se encuentra en proceso de patentabilidad. “Ahí se ve que la composición sea original y enviamos la solicitud de patente al Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI). Ahora estamos esperando el segundo paso que es el de la evaluación, que dura entre 12 y 18 meses, y buscamos alguna empresa que quiera licenciar esa patente, para poder desarrollarlo en un laboratorio certificado por ANMAT”, contó.

El año pasado, la investigadora y su equipo recibieron una mención especial en los premios L’Oreal-UNESCO. “Fue por un proyecto que también está relacionado con un material que estimula la regeneración de tejido óseo, pero que se obtiene utilizando el micelio de un hongo, que lo hacemos crecer sobre un sustrato que probamos que era osteogénico in vitro. Eso está en proceso de estudio y es en lo que trabajo actualmente”, dijo.

Como mujer de la ciencia y la tecnología reconoce que su labor es muy desafiante. “La tarea de cuidado recae mucho en las mujeres y eso nos quita muchas veces tiempo para nuestro desarrollo profesional y personal, entonces a pesar que hay muchas mujeres en CONICET, el número respecto al de varones se achica cuando hablamos de cargos más altos”, reflexionó.

Al tener hijos o dedicarse al cuidado de los padres, por ejemplo, se dificultan las publicaciones, la presentación de trabajos o los viajes. “Creo que en ese sentido es un poco más arduo y es muy importante tener una red. En mi caso, siempre digo que soy una privilegiada porque cuento con una familia y un equipo de trabajo que me apoya y me ayuda. Ellos me lo hacen menos difícil”, finalizó.