En el marco del Día Mundial de los Humedales, la referente de la ONG Sílice, Patricia González, expuso la situación actual de estos espacios locales que, si bien están protegidos, aún sufren las consecuencias de las acciones humanas.

El Día Mundial de los Humedales fue decretado en el año 1997 y la fecha fue elegida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en conmemoración de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, que se celebró el 2 de febrero de 1971 en Ramsar, Irán.

“Esta conmemoración pretende generar la toma de conciencia, de valor, que tienen los humedales. Una toma de conciencia de parte de la comunidad, no de los empresarios, porque los políticos y las empresas parecen no ser parte de la comunidad. Entonces se empiezan a organizar eventos donde se divulgan los beneficios de los humedales para la humanidad, no tanto para la biodiversidad”, indicó González, en diálogo con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios.

 De esa manera, explicó la referente, los discursos apuntan a la importancia de estos espacios como reservorios de agua, mitigadores naturales de los efectos del cambio climático, sumideros de carbono: “Parece que decimos que al humedal hay que cuidarlo por las prestaciones que ofrece a la comunidad. Y en ese punto, nuestra ONG se despega porque, para nosotros, es naturaleza. Y la naturaleza como tal, no necesita justificarse para existir. Hay que cuidarla porque sí, porque no hay derecho a destruirla”.

Dos motivos

El principal cuestionamiento de la ONG sobre las celebraciones de este día, apuntan tanto a qué se conmemora, y a la manera de hacerlo.

En esa línea, González indicó que “pensamos que en realidad estamos celebrando la firma de un papel que no movió la aguja en cincuenta años, en la conservación de los humedales. O sí, la movió, para el lado contrario. En Latinoamérica, los humedales están desapareciendo más rápido que incluso los bosques nativos”.

Esta afirmación la basa en que el sesenta por ciento de la vida terrestre está en Latinoamérica, del cual el cuarenta por ciento de las especies se encuentran en los humedales, y de ese total, el 25 por ciento está en riesgo.

“En lo local, en junio del año pasado, el juzgado de primera instancia en lo contencioso administrativo del Departamento Judicial de Bahía Blanca reconoció la existencia de daño ambiental en el humedal, del estuario de Bahía Blanca. Dice incluso que el dragado que lleva adelante el Consorcio del Puerto genera el daño ambiental, al destruir el lecho marino que es donde nacen las especies”, y agregó que “el Polo Petroquímico, por otro lado, es responsable de la contaminación”.

Gonzáles indicó que “el segundo aspecto, es la forma en la que se conmemora. Buscamos que la comunidad tome conciencia y se difundan estos valores, desde la mirada antropocentrista. Entonces creemos que necesitamos recuperar el concepto de naturaleza, que está muy borrado. El ambientalismo creo todo un marco teórico, un discurso, que invisibilizo la naturaleza, y aparecieron los términos que mercantilizan la naturaleza, como servicios ambientales, capital cultural, recursos naturales, y la peor de todas, patrimonio cultural”.

En ese marco, la ONG Sílice elige apuntar su trabajo en hacer cumplir las normativas que actualmente están aprobadas, respecto al cuidado de los espacios naturales., como la ley 12.101, que declara la Reserva Bahía Blanca, Bahía Falsa, Bahía Verde, como Reserva Natural, y la ley de creación de la Reserva Islote de la Gaviota Cangrejera, que es reciente.  

“Elegimos enfocarnos en proteger lo protegido, porque notamos que los ambientes protegidos por ley, no se diferencian de los que no están, porque las leyes no se están cumpliendo. Y un ejemplo claro lo tenemos en nuestro humedal. El ochenta por ciento del estuario de Bahía Blanca, ya tiene una ley de protección, y no se cumple. Si nuestro humedal está agonizando, no nos sentimos cómodos ni cómodas haciendo ningún tipo de festejo”, remarcó.

Tres exigencias

Desde la ONG Sílice buscan elevar tres peticiones a las autoridades pertinentes. La primera es al Ministerio de Ambiente, “que haga cumplir la ley 12.101, instruyendo a Prefectura Naval que no otorgue rol de embarques a embarcaciones pesqueras dentro de la Reserva Natural, y que exija al Ministerio de Desarrollo Agrario que no extienda autorizaciones de pesca en el área. En nuestro humedal habita el Monumento Natural Delfín Franciscana, que penas llega a los 25 mil individuos en toda su distribución, y mueren tres mil al año ahogados en las redes”.

“Que también haga cumplir la ley 13.394 que dio la creación de la Reserva Natural Pehuen Co, Monte Hermoso, que técnicamente es un humedal costero marino. Esta Reserva Natural abarca desde la base de los médanos hasta la isobata de cinco metros de profundidad al Sur. En esa franja, se producen marismas provocadas por la marea. Cuando la marea baja, se descubren cangrejos, estrellas de mar, pulpos que desovan en los caracoles, y está permanentemente impactado por el tránsito vehicular que pisotea sistemáticamente a los invertebrados, y compacta la arena que el mar necesita para alimentar su fondo, y para crear los médanos que contienen el agua dulce de la que se abastece la biodiversidad, entre ellas, la lagartija de las dunas que es Monumento Natural”.

Finalmente, piden al Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca “que deje de pisotear a los cangrejos. Siguen avanzando sobre el estuario para ganar terrenos para sus actividades portuarias, y para eso asfaltan cangrejales. El cangrejo cavador es el ingeniero del estuario, es quien oxigena el lodo con sus cuevas y permite mantenerlo blando para que se desarrollen otros invertebrados, ostras y gusanos, que son alimento de aves y mamíferos. Nuestros cangrejales están en peligro, y el Consorcio del Puerto de Bahía Blanca es el principal responsable”.

Para más información sobre el trabajo de la ONG, y próximas actividades, puede consultarse su página de Instagram, o contactarse a través del mail silice.ong@gmail.com, o al número 291 4747779.