La Escuela de Educación Secundaria Nº 11  trabaja de forma mancomunada para acompañar la realidad sus estudiantes y también la de sus familias.

El establecimiento educativo ubicado en el barrio Villa Rosas, posee una matrícula con alrededor de 720 alumnos divididos en tres turnos. En el marco de la emergencia sanitaria, el personal docente y directivos procuran mantener un vínculo estrecho con el estudiantado.

“Los docentes son muy generosos con el tiempo, con las actividades porque la verdad poner lo todo online es muy complicado cuando no tenemos buena señal, no hay wifi”, expresó la directora, Sandra Zamudio.

“El estar presente asincrónicamente no es fácil pero lo que pedimos es que estén vinculados con los alumnos. Lo importante fue desde el día uno que todos estén conectados con la escuela para saber que necesitan y como están las familias”.

Más allá de la dificultad de sus estudiantes para acceder a los dispositivos tecnológicos de comunicación y a una buena conexión de internet para mejorar la experiencia pedagógica, la problemática central es que algunos de ellos están pasando hambre.

“Estamos en 108 y va en aumento la cantidad de ayuda o de bolsones que estamos pidiendo en el Consejo Escolar y todas las semanas se suman personas que no la están pasando bien”, manifestó con preocupación Zamudio, quién lamentó que la escuela no disponga de un comedor para poder socorrer en el día.

Pese a las complejidades del contexto, el equipo educativo resiste y apela por trabajar interdisciplinariamente luego del receso invernal, a través de proyectos que busquen garantizar una mejora en el acompañamiento.