A poco menos de un mes de su reapertura, los cines de la ciudad y las exhibiciones cinematográficas han vuelto a cancelarse. 

Hace varias semanas que el crecimiento en el número de contagios de Covid-19 dio como resultado un retroceso a Fase 2 en las medidas de prevención en el AMBA y finalmente las mismas causas  han tenido las mismas consecuencias en Bahía Blanca. 

Las restricciones comenzaron a regir el lunes 3, en principio se mantendrían – en principio- hasta el viernes 21 de mayo y entre ellas está la que establece específicamente que: “durante este periodo no estarán habilitadas las actividades recreativas, sociales, culturales ni religiosas en lugares cerrados”; lo que incluye a las salas de cine. 

En la ciudad, la reapertura había llegado el 11 de marzo, algo después del permiso formal de parte de las autoridades nacionales y tanto las situadas en el shopping de calle Sarmiento como las de calle Chiclana funcionaban con el aforo disminuido al 30% y observando estrictos protocolos sanitarios.

Obviamente, en medio del drama que significa la presente situación sanitaria, el que no funcionen los cines parece casi banal ya que los espectadores tienen otros opciones para acceder al material audiovisual, pero hay que recordar que la exhibición cinematográfica se hace posible por una larga cadena de actividades, cuyos eslabones son nada más ni menos que trabajadoras y trabajadores a las que este nuevo cierre afecta de modo directo y descorazonador.