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Entre la Fundación y la Cooperativa de su esposo, Margarita Barrientos recibió más de 27 millones. La institución que dirige la referente social recibió más de 12 millones en los últimos 3 años, mientras que la Cooperativa de su esposo, 15.
Desde su desembarco a la política, Mauricio Macri supo que debía comenzar a crear su propio relato, con el objetivo de despojarse de esa imagen de empresario exitoso, de un integrante de una clase acomodada, un hombre nacido en cuna de oro. El ex presidente de Boca entendió que debía apadrinar a un dirigente social cuya imagen fuera tan ajena al mundo de la política como él: y la elegida fue Margarita Barrientos.
Y en los últimos años, el vínculo entre la referente social y el hoy Presidente de la Nación se acrecentó en forma notoria: ante cada anuncio social que requirió Macri, Barrientos puso a disposición su famoso comedor y hasta tomó partido por el entonces jefe de Gobierno porteño en las últimas elecciones nacionales, donde el propio Macri cerró su campaña prometiendo el plan de «Pobreza Cero», hoy ya admitido como «imposible de cumplir» por su propio gabinete.
Sin embargo, lo que no se sabía al menos hasta ahora, es que detrás del apoyo incondicional y las muestras de solidaridad, existían intereses económicos: a través de la Fundación y las obras en el barrio Piletones que monopolizó la cooperativa de su esposo, la familia Barrientos recibió más de 27 millones de pesos el gobierno PRO.
Pese a que su representatividad en el barrio es nula (su hija, Macarena Beatriz Antunez obtuvo poco más de 100 votos en las últimas elecciones realizadas allí, lo que representó un frustrado tercer lugar), el gobierno porteño decidió centralizar todas las partidas en favor de Barrientos y su familia, haciendo del clientelismo político una bandera.
De esta forma, la Fundación Margarita Barrientos comenzó a manejar grandes partidas en la medida que su nivel de exposición fue creciendo: de recibir un subsidio de $63.700 en 2008, pasó a cobrar casi $6.637.039 el año pasado por parte del gobierno municipal.
Barrientos y su equipo tienen a cargo el mantenimiento de prácticamente todos los espacios públicos del barrio: por el mantenimiento de los dos Centros de Primera Infancia (Thiago Andrés y San Cayetano) reciben unos $585.000 mensuales del ministerio de Desarrollo Social, mientras que por parte del ministerio de Educación otros $57.240, correspondientes al proyecto «Intregrarte».
De esta forma, la Fundación Margarita Barrientos se hizo en los últimos tres años unos $12.018.468 provenientes de las arcas porteñas:
Pero la Fundación no es la única beneficiada con las partidas gubernamentales: la Cooperativa La Unión, perteneciente Isidro Antunez, esposo de Margarita, logró hacerse de jugosos contratos por tareas de saneamiento de veredas, recolección de residuos, cuidado de predios y hasta construcción de casas, paseos y panaderías, habiendo recibido $15.490.102,35 de las arcas porteñas entre 2013 y 2016.
Prácticamente todas las obras se realizaron por contratación directa o decretos de «urgencia», lo que impide un procedimiento transparente que les permita a otras cooperativas del barrio participar en los procesos de selección.
La Cooperativa del esposo, otra fuente de ingreso:
Entre las obras de infraestructura destacadas, figura la puesta en valor del polideportivo Piletones, el cual está a cargo de la Fundación, por unos $500.000, la construcción de un paseo periférico al predio por casi 900 mil pesos y de una panadería por la que recibieron, entre la Fundación y la Cooperativa, unos $356.800.
Hoy, los vecinos denuncian que de esas obras, nada queda: el Polideportivo es manejado por la Cooperativa de Antúnez, al punto tal que recibió durante 2014 unos $470.000 por el «mantenimiento y buen uso del Polideportivo y la Placita Piletones», a través del decreto 196/12 de la Secretaría de Hábitat e Inclusión.
Por otra parte, la panadería se encuentra cerrada y el paseo «Perilago» del Lago Soldati nunca fue finalizado, pese a que el gobierno porteño ya desembolsó todos los montos correspondientes.
Hoy en día, Margarita y su esposo ya no viven en Piletones, sino en Lugano, donde se compraron un PH. No obstante, la familia continúa realizando sus habituales tareas allí y acaparando la obra pública otorgada por el gobierno PRO. Por su parte, los vecinos denuncian que tanto Barrientos como su familia no participan de las reuniones que se realizan mensualmente en pos de la verdadera urbanización que hoy en día, se estima, tiene un grado de avance de menos del 10 por ciento.
Mientras tanto, los negociados en torno a la obra pública y la visibilidad de los políticos en un comedor humilde, siguen creciendo.
Fuente: El Destape
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