En el puente de la Carrindanga hay un mural que se incorporó al paisaje urbano. El nuevo patrimonio de la ciudad, no solo promueve la actividad sino que da cuenta de una parte de la identidad bahiense y de una práctica local que cada vez suma más adeptos.

El pasado 4 de mayo tuvo lugar la carrera Giro d’Italia. En ese marco, el dueño de Giro Producciones, Luciano Crociati, convocó a la artista Julieta Vitale Cappa, para que creara un mural representativo. La propuesta también contó con la participación del Cónsul General de Italia, Nicola Bazzani, que se involucró en la organización del diseño y del objetivo propuesto.

“Me contactaron por Instagram. Si bien la proyección inicial era hacerlo en el Parque de Mayo, luego optaron por el puente que es otro escenario estratégico para los ciclistas bahienses. La idea era pintar un mural que los representara y, a la vez, tenía que tener el slogan del evento. Por eso pensé en algo simple a la vista, porque por el lugar pasás en auto, caminado o en bicicleta. Tenés muy pocos segundos como para poner atención”, explicó Julieta.

Durante la semana que le llevó realizar la obra, los y las ocasionales visitas no entendían bien qué era lo que hacía. “Primero, me preguntaban si tenía autorización. Después, cuando ya se divisaba la silueta del ciclista, me gritaban, felicitaban y alentaban. Hubo momentos muy divertidos y no me esperaba tanta repercusión. Fue un desafío, porque para pintar un mural necesito, por ejemplo, agua y un baño y ahí no había”, contó.

La creatividad y el trabajo de Julieta hoy forman parte del patrimonio visual y cultural bahiense. “Me da orgullo, pero mientras lo pintaba no era muy consciente que iba a dejar una marca ahí. Para mí era terminar el mural e irme, aunque antes de finalizarlo ya estaba esa repercusión en todos los ciclistas de asombrarse y alegrarse por lo que veían. Ahí me di cuenta de que lo que hacía con mis manos por ahí iba a generar algo lindo en otras personas”, valoró.

Conectar con una pasión

Bahiense de nacimiento, cuando terminó el colegio se mudó a La Plata para estudiar Arquitectura. Si bien se trata de una rama artística, a medida que los años pasaron sintió que estaba para otra cosa; para algo que la conectara con la sensibilidad y con ese gusto por la pintura que comparte con su madre. Por eso, lo que comenzó a plasmarse en cuadros terminó convirtiéndose en distintos murales.

“Se empezó a hacer una cadena y en dos años no paré de pintar. Se hizo mi trabajo. El arte para mí implica algo que me permite cuidarme un poco de la sociedad, en el sentido de la rutina y el estrés; de toda esa vorágine. Cuando agarro el pincel me olvido de mis problemas directamente, me relajo, me concentro y eso genera en mí una especie de calma que no lo consigo con nada. Además me permite expresar lo que quiero sin hablar”, detalló.

El año pasado, la artista se propuso terminar de rendir los finales por lo que, en la actualidad, está en la instancia de la tesis de grado para recibirse de arquitecta. “Y planeo seguir con mi pasión que es pintar. Cada diseño y trabajo es único, porque cada uno tiene una historia atrás. Siempre trato de tomar proyectos que me representan, porque si bien es mi trabajo le pongo lo mejor de mí y necesito esa inspiración y creatividad”, finalizó.

Los y las interesadas en conocer más sobre el mural que pintó en la Carrindanga, sobre sus otros trabajos o realizarle alguna consulta, la pueden contactar a través de su Instagram.