Un gigante de hierro
Recomendación 71

Una aventura animada exquisitamente y con un corazón enorme.


El gigante de hierro (1999) fue el primer largometraje de Brad Bird y la puerta hacia Pixar y la consagración con tanques como Los Increíbles (2004) o Rattatoulle (2007), pero pocos lo han visto.

Al parecer Warner Bros no invirtió suficiente en publicidad y el estreno fue opacado por el batacazo de Sexto sentido (M. Night Shyamalan; 1999) o simplemente no se alienaron los planetas; lo que es una verdadera pena porque su guion y su factura visual eran y son brillantes.

Cuando se realizó el CGI estaba a pleno, pero Bird prefirió la animación tradicional porque era coherente con la estética del año 1957 en el que se desarrolla la acción y sólo el gigante fue digitalizado, pero se lo mimetizó haciendo “temblar” las líneas.

La trama se basa lejanamente en el libro homónimo de Ted Hughes y transcurre en un pequeño pueblo de la costa este de los Estados Unidos llamado Rockwell, como un tributo al pintor que tan bien reflejó esa época y esa zona.

Allí vive Hogarth, un chico de nueve años desesperado por tener una mascota de la que su mamá – viuda y trabajando a tiempo completo- no quiere hacerse cargo, aunque en sus vagabundeos por el bosque encuentra algo mucho mejor: un robot gigante venido del espacio, lo que en plena guerra fría suponía un montón de problemas.

Relato antibélico y de amistad entre diferentes, sazonado con humor pero también con una dosis del suspenso paranoico de la Clase B de mediados del siglo XX; capaz de atrapar a espectadores de todas las edades e ideal para disfrutar en la semana del Día del Niño, desde cualquiera de las plataformas que lo tienen escondido en su catálogo.

Categoría: Cultura
2020-08-14 19:25:29
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