Propuesta de teatro
Teatro para la infancia

Teatro para la infancia, un espacio dedicado a niñas y niños a partir de los 5 y hasta los 12 años, una experiencia surgida en Punta Alta.

“Con la esperanza de crecer juntos” es la consigna inicial de Teatro para la infancia, un espacio dedicado a niñas y niños a partir de los 5 y hasta los 12 años, “es una experiencia que surgió en el año 2015 de la mano de la escuela de arte Consuelo Muñoz, en Punta Alta, bajo la dirección de Soledad García”, cuenta Virginia Falcón, actriz y profesora en Letras, impulsora de la actividad en nuestra ciudad.
A partir de esta experiencia, se abre la posibilidad de brindar herramientas y formación a los más pequeños, “es ver el mundo con ojos de niños que nos pueden enseñar a los adultos, un poco para dar vuelta la tortilla, al mismo tiempo, revisar también cómo dar teatro, lo que me preocupaba eran los mensajes para niños que siempre aparecen en los teatros infantiles, el mensaje es quizás naif, entonces tratar de trabajar obras y muestras donde sean portadores de una voz crítica”. Teniendo en cuenta, la sabiduría infantil como la de los mayores, Falcón rescata esta manera de ver el mundo, la vida, a otras personas. Esto decantó en la realización de muestras colectivas, con texto teatral y puesta en escena propias, “sin embargo, todo surge de un trabajo grupal significativo y singular, esto hace la diferencia, es poner al niño en un lugar de sabio, de enseñanza”. En tiempos donde la infancia está anclada en la tecnología, acercarse al teatro, a la presencia y a la creatividad es un llamado particular.
Teatro para la infancia es el nombre que pone en primera línea la mirada de niñas y niños, “también es una expresión inclusiva, genérica, pensada en esa instancia del ser humano en donde todavía se guarda la sabiduría, se defiende lo simple, la belleza de la simpleza y de la creatividad que hay en esta etapa”. En la búsqueda de obras para niños, Falcón se encontraba con el hallazgo de textos que impartían una mirada adulta, “insertándolos en un sistema adolescentoide, en el teatro comercial especialmente, donde no se le permite buscar sino que le da respuestas, quema etapas”. Entonces, se impuso una pregunta, cuáles son los temas donde la infancia toma la voz, y justamente, son aquellas creaciones que parten de las ideas de los y las participantes, “surgen en este ámbito relatos fantásticos y súper disparatados, maravillosos, tratamos de llevarlos adelante, después le doy el matiz en la organización, lo que tienen en común es que cada texto interpela a los adultos, no solamente a los padres y madres”. Las estéticas son poéticas, con un trabajo muy pensado, desde los colores hasta las espacialidades, “no por ser de la infancia son precarias, trabajamos con los padres también en la educación del sentido de la estética teatral, y del compartir, que es una de las cláusulas del teatro de la infancia, no hay protagonistas, todos son personajes colectivos que habilita pensarnos en convidarnos”.

Sin moños ni antifaz

Las estrategias de trabajo dejan ver en cada puesta que el protagonismo es de la infancia, que contiene en sí misma miradas y sentires que hasta el momento solo han sido oídos y entendidos en pocos espacios, casi siempre interpretados desde la adultez, que le quita la fantasía, la carga simbólica y la deja al desnudo en forma literal, incomprendida. “Hicimos la obra La vez que no paró de llover, un pueblo que estaba bajo la lluvia, muy simbólico. Los chicos encontraban mapas y llegaban a la casa de la Pachamama, hablaban con ella, lograban ofrecerse al servicio de la Madre Tierra para que no llore más.
“Estas son ideas de ellos”, contó la coordinadora. Otra muestra estuvo centrada en “Circe, la diosa vieja del circo, en un paisaje vintage, donde los artistas no tenían destrezas más que las emociones, todos tenían una dificultad. La mujer elástica era súper súper dura, el presentador tímido, el malabarista no podía manejar los instrumentos, los payasos eran malos. Esos contrarios hicieron que los chicos trajeran unas excelentes ideas”. En el caso de la muestra realizada con el libro de Alicia en el País de las Maravillas, los actores y las actrices se convirtieron en asistentes de El Sombrerero, las actuaciones estuvieron concentradas en ayudar a quedarse en ese mundo de fantasía o ayudarla a que salga, conflictos y soluciones a la altura de sus creadores. Planetas, otros universos y astronautas investigadores también han sido tema del teatro para y con los chicos.
Las resonancias de la inclusión o las dificultades para ello son traídas al escenario, son parte de la construcción de los relatos teatrales. “A veces trabajamos con ser de otros mundos, son motivos del universo que me parece importante que surjan por ser inclusivos”, acotó. Texto, expresión corporal, música y composición colectiva se presentan como parte de un juego que finaliza en una pieza o muestra. “Los chicos enseguida se conectan con el público, cada tres meses hacemos una experiencia de puesta en escena, al principio están nerviosos, y en la última función, son actores y actrices, que van a espacios no convencionales y tradicionales para exhibir su arte”.

PARA SABER MÁS


En el espacio Juanita Primera, Alvarado 818, se brinda, el taller en Bahía Blanca. En Punta Alta, Escuela de Arte Consuelo Muñoz, que funciona en los altos de la Biblioteca Alberdi. Las clases se desarrollan de forma anual, desde marzo a diciembre.
Autor: Redacción EcoDias

Categoría: Cultura
2019-04-12 20:30:52
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