Una comedia italiana basada en hechos reales que superaron la más delirante de las ficciones. 

¿Quién no ha tenido alguna vez  -especialmente durante la pandemia- la fantasía de irse a una isla?  

Eso hizo en 1968 el joven ingeniero italiano Giorgio Rosa – Elio Germano-, que se cansó de la burocracia y un trabajo poco estimulante, construyó con amigos una plataforma a 500 metros de la costa de Rimini y la declaró estado insular independiente. 

Tal el punto de partida de La increíble historia de la Isla de las Rosas (2020), en la que el director Sydney Sibilia – conocido por Smetto quando voglio (2014) -refleja lo sucedido como comedia, aunque los sucesos tuvieron un costado bastante dramático y ha conseguido no pocos elogios desde su estreno internacional en Netflix el 9 de diciembre último. 

Esta extraordinaria aventura no era conocida fuera de Italia y Sibilia la desarrolla con mucho humor – la escena de la primera noche en “la isla” es impagable-, con despliegue visual en las secuencias marítimas y sosteniendo cierto suspenso hasta el final, en especial para los espectadores que se abstengan de googlear el caso antes de verla. 

Un conjunto realmente atractivo, con protagonistas con los que se establece una inmediata empatía gracias al guion y a las interpretaciones del elenco; subrayado con el colorido deaquel breve episodio libertario en la vida del soñador Giorgio y éxitos musicales italianos del momento, que arriba a un clímax agridulce y entre los créditos finales incluye material fotográfico original de la época como para no perderse.

Ficha técnica. Dirección: Sydney Sibilia. Guion: Francesca Manieri & Sydney Sibilia. Fotografía: Valerio Azzali. Música: Michele Braga. Intérpretes: Elio Germano, Matilda DeAngelis, Tom Wlaschiha, François Cluzet. Leonardo Lidi. Origen: Italia; 2020.