Falsos Amigos
Falsos amigos
¿Qué sucede cuando los lenguajes se entrelazan? ¿El arte, los libros, las traducciones se pueden volver a decir? ¿Hay una nueva poética en los traductores digitales?

Había una vez 19 libros, ellos fueron reunidos a través de regalos y compras, curiosidades de recónditos puntos del mundo. Lihuel González se encargó de cuidarlos, y al tocar sus tapas imaginó sus contenidos, sus significados, entonces los escaneó y esperó que googletranslate los tradujera. “Creo todos usamos el googletranslate o un software de internet para traducir cosas diarias, también vi que los teléfonos tienen esa aplicación donde vos hablás, toman el sonido de tu voz y lo transforman en palabra escrita, y lo traduce en sonido al idioma que vos quieras, me parece fantástico”, apunta la artista.

Nace una obra
«Vengo hace varios años juntando libros de arte en distintos idiomas, en viajes míos y de colegas y amigos míos que viajaban, así me fui haciendo una colección bastante grande de libros de arte, algunos de ellos no había tenido acceso, uno de ellos está en coreano, otro que está en árabe, simplemente eran libros, libros, como un fetiche” explica González en charla con EcoDias.
Lihuel trabaja con traducciones, “y esos libros estaban ahí, en la mesa, latentes, esperando que algo pase» dijo cómplice. Algunos de ellos fueron la primera prueba de pasada por el escáner, finalmente todos pasaron por el aparato tecnológico, «decidí hacer audiolibros para que todo el mundo pueda escucharlos, lo que sucedió es que los audiolibros eran otros libros, no el libro que yo tenía en la mano sino un libro nuevo, porque los traductores virtuales están bastante mejorados con el tiempo, pero van interpretando lo que pueden».
La tarea de escaneo se realizó hoja por hoja de cada uno de los libros, de esta forma, el software reconocía las palabras como si fueran dibujos, «y después eran 19 libros nuevos, porque no tenían nada que ver con los que tenía en la mano, eran como poesías de golpe». Los traductores virtuales facilitan la traducción de textos en las distintas lenguas, y las transforman a la lengua que el usuario solicite, a través de ellos se generan una lectura sonora del nuevo texto traducido.
Bajo la condición que los libros fueran de arte y escritos en lengua extranjera, la artista se hizo de un gran tesoro, el hallazgo de estas traducciones automáticas generaron más expectativas e ideas, «eso era lo lindo, te encontrabas con eso medio mágico, de repente una voz robótica te leía un libro que estaba relacionado con arte, pero en realidad estaba haciendo una no- interpretación y una poesía de ese libro, y eso es lo que quedó. La máquina hizo una nueva interpretación, y eso lo señalé como una obra”.

De Baires a Bahía
González conocía la propuesta de la Bienal Nacional de Arte por unas amigas artistas, «me la habían recomendado, y tenía este proyecto dando vueltas y ví la oportunidad de mandarlo, me pareció interesante que quede en un contexto así proquetenes una fecha de exhibición, un lugar importante donde mostrar el trabajo, apenas se realiza ya está en exhibición y en un museo que está bueno que sea mostrado ahí».
Uno de los puntos positivos de la Bienal de los Museos de Arte municipales según la creadora es que el proyecto seleccionado recibe dinero para concretar la producción, «eso es muy bienvenido porque es difícil sortear los costos de impresión, marcos, todo lo que implica el proyecto». Si bien, Lihuel pasó varias veces por la ciudad, no había permanecido en ella, “Falsos amigos” la comprometió a compartir una semana de montaje abierto, “se veía mucha gente queriendo que todo salga bien, no hay tantas exposiciones así, estuvieron atentos para solucionar los problemas que iban surgiendo”. Rescató la convivencia, el conocimiento intercambiado, “la devolución de los colegas fue buenísima, me sentí halagada después de montar mi trabajo porque varios me felicitaron, y también pude felicitar a otros”.
El arte contemporáneo es reconocido cada año en los Museos de Artes locales, las bienales regionales y nacionales son un impulso para los artistas de todo el país, con mesas de trabajo e intercambios, la creatividad no permanece quieta ni se convierte en un bien individual, fluye, recrea y hace al crecimiento. «Me gustó mucho que hubo una mesa de exposición de los proyectos, fue mucha gente y enriqueció, poder escuchar los proyectos de los compañeros, los que estaban haciendo y los que querían hacer, fue un momento buenísimo para compartir”.
«Los 19 libros que presento están en diversas lenguas como el hindi, japonés, alemán, árabe, portugués, entre otros. El software, que arma palabras a través de fonéticas preestablecidas, creó un nuevo texto, una nueva interpretación de los libros recolectados. Me interesa la deformación que se puede producir con esta traducción interpretada por una máquina», ahonda, el asombro por este descubrimiento generó nuevos lenguajes y panoramas. «Hay una especie de idea de que eso nos acerca a otras culturas, sin embargo, lo que pude corroborar cuando hice los escaneos de los libros fue que no, en realidad eso era una ficción, inventaba un nuevo idioma, un nuevo significado de lo que decían».
La muestra está disponible hasta el 16 de febrero en Sarmiento 450, y el público podrá encontrar la obra de Lihuel en el Museo de Arte Contemporáneo, en el segundo piso, «verán 19 fotografías, son las tapas de los libros, que son muy vívidas, y por eso he visto que las tocan, pero son fotos planas», también hay un aparato que reproduce el audiolibro seleccionado, esto se escucha simultáneamente en todas las salas, es una lectura comunitaria, compartida.
El montaje abierto de la Bienal Nacional habilita que los artistas se comuniquen entre sí, también que el público concurra, mire la construcción o la puesta de las obras, pregunte y converse con los creadores de las mismas, «vinieron muchos escolares, me pareció extraordinario que se tome como una visita extracurricular que hace que vengan al museo como un espacio de encuentro, de curiosidad y aprendizaje”.
Categoría: Cultura
2018-02-27 18:45:40
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