Un clásico del director Eric Rohmer para comenzar la estación florida. 

A pesar de su título, Cuento de Primavera – Conte de Printemps (1990)- no es un film  ilustrativo de esos donde abundan macros de capullos abriendo sus pétalos o adolescentes enamorados, porque ese no es el estilo del francés Eric Rohmer. 

Un autor en toda la extensión de la palabra, que como parte de la Nouvelle Vague fue uno de los impulsores de la autoría cinematográfica y se caracterizaba por las historias pequeñas y el reflejo de las relaciones personales. 

Esta comedia apenas dramática no es la excepción, se centra en los cruces de poquísimos personajes durante la primavera parisina e inaugura su tetralogía “Cuentos de las cuatro estaciones”. 

Jeanne – una profesora de filosofía- establece una amistad instantánea con Natacha -una aspirante a pianista-  y como sus novios están ausentes, deciden pasar un fin de semana en el campo.  

Un paseíto para ver los cerezos en flor, que se complica cuando coinciden con el padre divorciado de Natacha y su jovencísima novia, dando pie a discusiones, confusiones, teorías filosóficas y un pequeño misterio que pone pimienta a algo que se parece mucho a la vida misma. 

Otra trama amable del director, aunque alejada de lo que se entiende por crowd-pleaser en la industria “americana”, ya que entre líneas se puede adivinar la mirada tierna e irónica de Rohmer sobre la condición humana. 

Hora y media de buen cine sin estridencias, subrayado por música clásica, que incentivan a encontrar las otras estaciones -Conte d’hiver (1992); Conte d’été (1996) y Conte d’automne (1998) disponibles como ésta en varios servicios de streaming.

Ficha técnica. Dirección y guion: Eric Rohmer. Fotografía: Luc Pagès. Intérpretes: Anne Teyssèdre, Hugues Quester, Florence Darel. Origen: Francia; 1990.