Netflix ha incluido la mayor parte de los largometrajes del director argentino en su catálogo.

Periódicamente, las plataformas de streaming se ven obligadas a actualizar su contenido por cuestiones de derechos, con la consiguiente bajada de ciertos títulos cuando vencen o la inclusión de otros, porque se ha llegado a un acuerdo con una empresa o realizador en particular.

Este último es el caso de Pablo Trapero con Netflix, que -tras un proceso previo de remasterización para garantizar una buena calidad de visionado- ha puesto a disposición de sus subscriptores la mayor parte de la filmografía del director y productor argentino.

Trapero se hizo conocer a través del largometraje Mundo grúa (1999), realizado “a pulmón” con un presupuesto casi inexistente, en blanco y negro, centrado en un operador de grúa desocupado y de mediana edad, que busca pero no consigue trabajo.

Opera prima, que forma parte de la corriente conocida como “Nuevo cine argentino”, que puso el acento en tramas realistas y comprometidas con el contexto social del país.

Además de ese premiado debut, la plataforma también incluye su segundo largo, El bonaerense (2002), sobre un cerrajero devenido policía; Familia rodante (2004), una road movie en tono de comedia y protagonizada por su propia abuela; Nacido y criado (2006), trama psicológica ambientada en solitarios paisajes patagónicos; Leonera (2008), drama carcelario centrado en una mujer procesada por asesinato, que debe gestar y criar a su bebé entre rejas; Carancho (2010), sobre un abogado -interpretado por Ricardo Darín-, que busca clientes en las guardias de los hospitales y Elefante blanco (2012), donde un joven sacerdote europeo – Jérémie Renier- intenta insertarse en la problemática de una villa bonaerense.

Oportunidad para conocer o revisitar la filmografía de Trapero, que en los últimos años se ha volcado a las series.