Por Silvana Angelicchio, para la Cooperativa de Trabajo Ecomedios Ltda.

El año cinematográfico abrió con el estreno de esta reversión del clásico del expresionismo alemán.  

Robert Eggers es uno de los directores que están sacando al género de terror de los márgenes y basó su guion en el que su colega Henrik Galeen escribió para el primer Nosferatu (1922), que adaptaba “secretamente” la novela Drácula de Bram Stoker porque F. W. Murnau no podía pagar los derechos y apenas cambiaba Inglaterra por Alemania y los nombres de los personajes, rebautizando al vampiro como Orlok.

Clásico que Eggers respeta casi demasiado porque su versión es más larga y oscuramente preciosista, pero repite la trama al detalle, hasta que en la última media hora le imprime un giro más personal y contemporáneo, donde la protagonista deja de ser una víctima para adueñarse de su trágico destino.  

Este final y la interpretación de Lily-Rose Depp como la joven acechada por el vampiro -que hace palidecer hasta la de Willem Dafoe- , son los que convierten a esta en una buena versión del original, junto con la de Werner Herzog de 1979.

Nosferatu  es el cuarto largometraje de Eggers, cuya filmografía se caracteriza por el  acento en la imagen y lo reafirma con una estética gótica donde las sombras adquieren peso propio; además de devolverle al vampiro su carácter monstruoso– otra vez el pobre Bill Skarsgård bajo  toneladas de maquillaje prostético- con un rostro que remite a los retratos de Blad Tepes, el sanguinario príncipe rumano en cuya la leyenda  se inspiró a Stoker.

Terror moderado sin sobresaltos, pero con un tangible clima ominoso.

Ficha técnica/  Dirección y guion: Robert Eggers. Fotografía: Jarin Blaschke. Música: Robin Carolan. Edición: Louise Ford. Intérpretes: Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult, Bill Skarsgård, Willem Dafoe. Origen: USA, UK, Hungría; 2024. Calificación: Sólo apto para mayores de 16 años.