Quinta y probablemente última entrega de las aventuras del arqueólogo interpretado por Harrison Ford.

En la Alemania de 1944, Indiana Jones se cuela en un tren donde los nazis transportan piezas históricas y artísticas robadas durante la guerra que están a punto de perder.

Su propósito era recuperar una reliquia, pero tropieza con la mitad de la Anticitera, un astronómico creado por Arquimedes, quizás para viajar en el tiempo con el que después de corridas y balaceras consigue escapar.

Un artilugio que queda archivado hasta 1969, cuando un científico nazi quiere apropiárselo para completarlo y cambiar la historia, mientras el viejo arqueólogo y su ahijada tratan de evitarlo a toda costa.  

Tal el conflicto principal de Indiana Jones y el dial del destino, que ofrece los usuales ingredientes de las cuatro entregas previas: persecuciones vertiginosas en diferentes locaciones –New York, Tánger, Grecia, Sicilia-; un villano cruel interpretado eficazmente por el danés Mads Mikkelsen; una chica audaz interpretada por la británica Phoebe Waller-Bridge y un toque de género fantástico.

Como novedad, un rejuvenecimiento digital creíble para el protagonista en las escenas de la década del 40 y que por primera vez la dirección estuvo a cargo de Steven Spielberg, sino de James Mangold.

Ciertamente, algunas secuencias funcionan visual o argumentalmente mejor que otras – la de Antonio Banderas aporta poco-, pero el resultado no es tan desastroso como pintaron varios críticos en el estreno del último Festival de Cannes y la química excelente entre Ford y Waller-Bridge, sumada al efecto nostalgia lo convierten en disfrutable.

Ficha técnica/ Dirección: James Mangold. Guion: Jez Butterworth, John-Henry Butterworth, David Koepp. Fotografía: Phedon Papamichael. Música: Harrison Ford, Toby Jones, Mads Mikkelsen, Phoebe Waller-Bridge. Origen: USA-  2023. Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años.