Terror ambientado a finales de la década del 70 y producido por el estudio Blumhouse.

Finney y su hermanita Gwen viven lidiando con un padre alcohólico; la timidez de él lo convierte en blanco perfecto para los bravucones de la escuela y en los últimos meses se sumó otra amenaza.

En su pequeña ciudad han desaparecido cinco chicos y pronto les tocará conocer de cerca la violencia asesina de ese a quien han bautizado como “El captor”, aunque un viejo teléfono desconectado traería una esperanza de salvación.

Esta trama entre dramática y paranormal se basa en un cuento de Joe Hill y marca la afortunada vuelta al género de terror del director Scott Derrickson, que es el que mejor le sienta.

El teléfono negro destaca por su guión bien escrito, pero el acierto mayor está en el casting; ya que el adolescente Mason Thames, y la niña Madeleine McGraw hacen creíble su cariño fraternal e inmediatamente logran que el público esté en vilo hasta el mismísimo final y también destaca la entrega de Ethan Hawke en un rol inusual.

Aun los espectadores que no sepan que Joe Hill es hijo y colega de Stephen King, notarán las coincidencias entre la atmosfera, varias escenas y el trasfondo de critica a su sociedad violenta y la de It, pero no afectan los logros del cuento original ni de esta concisa traslación, que tampoco abusa de los sobresaltos –jumpscares- y se eso la vuelve atractiva para los fanáticos del género y abordable para quienes no lo sean tanto.

Ficha técnica/ Dirección: Scott Derrickson. Guion: Scott Derrickson, C. Robert Cargill, Música: Mark Korven. Fotografía: Brett Jutkiewicz. Intérpretes: Mason Thames, Madeleine McGraw, Ethan Hawke, Jeremy Davies. Origen: USA; 2021.