El drama elegido para representar a la cinematografía argentina en los Premios Oscar y Goya.

Luis Ortega es un director, guionista y productor cinematográfico y televisivo, que desde sus comienzos desarrolló un estilo personal e inclinado a las tramas oscuras, surrealistas centradas en personajes atormentados; en producciones independientes y en otras de mayor presupuesto y distribución como El ángel (2018), el thriller biográfico de estética pulida que le dio fama internacional.

Tras seis años ha vuelto al cine con El jockey, un delirio técnicamente impecable y no spoileable por indefinible.

El protagonista excluyente – proteico Nahuel Pérez Biscayart- es Remo Manfredini, un jockey exitoso que está decayendo por el hartazgo que mitiga con alcohol y drogas.

Escapes parciales impedidos por Sirena un turbio patrón, cuyo trio de esbirros – uno de ellos el recientemente fallecido Daniel Fanego – está siempre dispuesto a devolverlo a la pista con mayor o menor violencia; aunque sufre un accidente en plena carrera que lo deja entre la vida y la muerte, la realidad y el sueño.

Por esos extremos vaga Remo durante la hora cuarenta del film, seguido hasta el final por unos espectadores, que no entienden demasiado lo que le pasa.

Catábasis turfística -la elección de ese ambiente es acertadísima porque además de proveer espacios y rituales atractivos, hace creíble la confluencia de intérpretes de los diferentes países coproductores y la subtrama mafiosa- y visualmente impecable; no demasiado digerible para eso que llaman gran público, pero hipnótica para quienes estén empachados de fórmula industrial y disfruten de las referencias cinéfilas y la banda de sonido salpicada con éxitos musicales de los años 60 y 70.

Ficha técnica/ Dirección: Luis Ortega. Guion: Fabián Casas, Luis Ortega, Rodolfo Palacios. Fotografía: Timo Salminen. Intérpretes: Nahuel Pérez Biscayart, Úrsula Corberó, Daniel Giménez Cacho. Origen: Argentina,     México, España, Dinamarca, USA – 2024. Calificación: Sólo apto para mayores de 16 años.