Una desmañada mezcla de acción espacial y retrofuturismo alienígena.

A la mitad de una travesía espacial, una nave choca con un meteorito y termina estrellándose en un planeta desconocido.

La mayor parte de la tripulación y los pasajeros muere, pero el capitán Mills – Adam Driver en plan héroe de acción- y una niña que viajaba con sus padres sobreviven.

Protagonistas únicos, que para encontrar la cápsula de salvataje que les permitiría salir de allí deberán superar no sólo las heridas físicas y emocionales; sino también evitar a todos los dinosaurios que los ven como un sabroso bocadillo interestelar.

Tal la premisa de 65, que fue escrita y dirigida por Scott Beck y Bryan Woods,  los guionistas de la elogiada Un lugar en silencio (John Krasinski; 2018) y su secuela.

El desarrollo parece el revés caótico de la trama de El mundo perdido (Harry O. Hoyt; 1925), que bien filmada –los bichos tienen diferentes grados de credibilidad- y con Adam Driver huyendo hubiera atrapado, pero pretensiosamente sumó un pasado doloroso, una huérfana reciente, diferentes lenguajes y la reconstrucción de un momento clave de la prehistoria.

Por supuesto, pueden rescatarse algunas escenas – especialmente los ataques de velocirraptores- y la capacidad de Driver para mantenerse en personaje, aunque de su mochila salgan más gadgets que la de Mary Poppins.

Una propuesta  para el olvido, cuyo número más destacable no está en el título, sino en el 93 de sus minutos de duración, que permiten tolerarla.  

Ficha técnica/ Dirección y guion: Scott Beck, Bryan Woods. Música: Danny Elfman, Chris Bacon. Fotografía: Salvatore Totino. Intérpretes: Adam Driver, Ariana Greenblatt, Chloe Coleman. Origen: USA; 2023. Calificación: Sólo apto para mayores de 13 años.