Un grupo de mujeres superó el desempleo tras el cierre de la empresa donde trabajaban. Comenzaron haciendo lencería y hoy tienen que diversificarse para enfrentar los desafíos económicos de un país, en el que únicamente cobra en tiempo y forma es el Fondo Monetario Internacional.

Desde el corazón de Rivadavia, en San Juan, la presidenta de la Cooperativa de Trabajo Textil Manos Generadoras de Ilusiones Ltda., Laura Pinto, habló sobre el recorrido de esta empresa social desde sus humildes comienzos hasta su consolidación en el sector textil.

En 2005, un grupo de trabajadoras se encontró sin empleo tras el cierre de la empresa donde trabajaban. Decidieron inscribirse en el programa Manos a la Obra, y fueron beneficiadas con tres máquinas industriales. “No podés hacer mucho con tres máquinas, pero hicimos una muestra y presentamos un slip de hombre a un empresario sanjuanino importante. Le encantó la idea y comenzamos a trabajar con él”, recordó Pinto.

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