Las y los productores, junto al INTA Bahía Blanca y las y los jóvenes de Animáte Vale Oro se comprometen con trabajo y organización para llevar a consumidores verduras frescas todas las semanas.

“Somos todos productores de la zona. Tenemos 2 o 3 hectáreas en las que trabajamos. La idea viene de hace 2 años, esto nos facilitó mucho, es muy práctico para nosotros y además es bueno para el consumidor, el productor gana y el consumidor consigue la mercadería a un precio menor”, cuenta Inocencio, uno de los trabajadores.

Los bolsones se venden de forma virtual , y al momento de su publicación, el stock se agota rápidamente. Asimismo, en esta instancia, se arman bolsones solidarios, que se llevan a comedores barriales. La medida tiene un doble beneficio en cuanto a lo económico y a la frescura de las verduras, “ayer las cortamos y hoy las traemos para embolsar y vender”, apuntó el productor.

Las huertas son llevadas adelante por toda la familia, “el trabajo de la quinta si lo hace uno solo no rinde, lo hacemos todo entre todos”. El contenido hortícola responde a la disposición de la producción y la estación. En invierno, abundan las verduras de hojas, y en primavera y verano hay más variedad.

Lechuga, acelga, remolacha, cebolla de verdeo, zanahoria, zapallo son algunas de las más producidas. A través de esta tarea de coordinación, las y los productores tienen garantizada la venta de las verduras de sus huertas.

“La mercadería es fresca, por lo tanto, no necesita ser seleccionada”. De acuerdo a los dichos de Omar, “el trabajo del grupo es muy bueno y de a
poquito empezamos a trabajar juntos”. Él alquila una quinta y la trabaja junto a su pareja y dos hijas.

Animate Vale Oro

Mónica González y Alejandra Lobos son colaboradoras en el armado de los bolsones, desde el mes de diciembre, aunque su pertenencia a Animáte Vale Oro viene de hace más tiempo. “Hace 4 años que veníamos trabajando en el proyecto de una huerta y apoyo escolar en la comunidad de la Capilla San Agustín”, formaron parte de un grupo de más de 20 jóvenes.

Desde allí, 5 estudiantes se sumaron al armado de bolsones. “Con esta pandemia, se potenció el trabajo, y surgió algo bueno para la gente, a pesar de las tristes circunstancias”. En la primera venta durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio se multiplicó la demanda de bolsones comerciales.

En las primeras semanas, se realizaba entrega a domicilio de las personas; actualmente, se arman y se distribuyen en los puntos ya comprometidos.
Un porcentaje del dinero se constituye en un estímulo para quienes están en el proyecto. La tarea de armado se realiza dos veces por semana, “también nos turnamos para cubrir las entregas en San Roque”.

Luchando contra el miedo al contagio, Mónica y Alejandra como sus compañeras y compañeros respetan los protocolos de distanciamiento, higiene y cuidado y suman tiempo y trabajo para beneficiar a muchas personas.