‘Palo Azul’ es un emprendimiento de  calzado y marroquinería con textiles sustentables, que fomenta el cuidado de ambiente y la valoración de la riqueza natural y la producción local.

La propuesta, que nació de la mano de la docente Florencia Fiorini en 2019, surgió a partir de una búsqueda de nuevas materialidades que representen al territorio. En ese marco, tuvo la posibilidad de viajar al Estuario de Bahía Blanca, por el proyecto ‘Isla Invisible’ que impulsa Ferrowhite, lo que se convirtió en una gran fuente de inspiración.

“Venía haciendo calzado, recuperando prendas antiguas e investigando respecto a los tintes naturales. Siempre mi objetivo fue lograr llevar estos nuevos soportes al calzado. Gracias a ese viaje conocí distintas plantas nativas, como el Palo Azul, que predomina en toda esta zona de humedales. La utilizaban los indios ranqueles como remedio curativo en caso de dolor de panza y para teñirse sus lanas”, comenzó.

Y, siguiendo esa línea, agregó: “La raíz de la planta es la que larga esa tonalidad como media azulada. Particularmente, sentía la necesidad de rendir homenaje a los pueblos originarios que tanto nos dejaron y les debemos, desde la preservación del ambiente y los cuidados, y como una manera de visibilizar a nuestro territorio”.

Trabajo comprometido

Asimismo, el emprendimiento se dio dentro de la escuela de oficios textiles que coordina, Espacio Magenta. “Ahí, en paralelo, desarrollo todo lo que tiene que ver con la moldería, la confección tanto del calzado como la marroquinería, y los tintes naturales. Dentro de esta escuela funciona y nace esta marca como producto de autor”, recordó.

Si bien la idea inicial fue suya, cuenta con un montón de gente que la apoya: desde alumnas que se coparon con el proyecto, hasta profesoras, talleres, artesanos y artesanas, profesionales de la comunicación y la fotografía, entre otros. Además, en 2021 ganaron el Fondo Semilla, gracias al que, por ejemplo, pudieron comprar tres máquinas para el taller, lanzar campañas de marketing y armar una colección.

“También venimos trabajando el cuero de pescado junto con gente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), a partir del desecho de la pesca artesanal. Este cuero de pescado está curtido con taninos, con plantas, no con cromo como el cuero tradicional de vaca. INTI capacitó a las mujeres de los pescadores artesanales para curtirlo y, a su vez, generar puestos de trabajo”, valoró.  

Ser parte del cambio

Para Florencia ‘Palo Azul’ es un medio de vida, en el que puede fusionar su lado creativo con su lado docente, ya que es profesora de Artes Visuales. Respecto a lo que le permite visibilizar detalló: “Bahía Blanca es un territorio que pertenece a una zona de humedales, con una costa privada y un problema de contaminación muy grande. Creí la necesidad de generar un producto local que hablara de nuestra ciudad, que tuviera un impacto ambiental más justo y generara nuevos puestos de trabajo”.

Según considera, aún falta para decir que existe un cambio en cuanto al consumo consciente. “Por eso está bueno que la producción se fusione con ‘Magenta’, desde donde ofrecemos distintos talleres y actividades, con herramientas para que ese pensar en el residuo que generan nuestros consumos, empiece a ser parte de la cotidianidad. Nuestra política y objetivo es lograr un calzado que sea 100% compostable. Por eso también desarrollamos una línea de calzado con biomateriales, a base de desechos orgánicos, como la cáscara de banana y la yerba mate”, contó.

Con ganas de algún día tener un local propio a la calle, espera poder seguir expandiéndose. “Además me encantaría poder seguir compartiendo los talleres de costura, sustentabilidad y tintes naturales, y poder ofrecer en la ciudad un producto local y consciente. Fomentemos el consumo y la industria nacional, y la producción hecha en Bahía Blanca”, finalizó.

Los y las interesadas en conocer más, pueden ingresar a la página web, al Instagram del emprendimiento o al del Espacio Magenta.