“Doña Catalina” es un emprendimiento familiar de productos aromáticos para el hogar, comprometido con el cuidado del medioambiente. Surgido en plena pandemia, también es un punto de unión entre una madre y sus dos hijas. 

La llegada del COVID 19 llevó a que muchos y muchas bahienses sintieran que era el momento de reinventarse, como así también de buscar alternativas para poder volver a compartir momentos en familia. Tal fue el caso de Gisela Burgos, que encontró en su proyecto “algo que ayudara a la mente y a bajar la ansiedad que generaba el encierro, porque sin hacer nada todo se complica”, comenzó. 

De esa manera, empezó a hacer cursos, luego se sumó su mamá, Nancy Frank, que también confecciona las velas y hace sahumerios, y después su hermana, Giuliana Burgos, que se dedica a “toda la parte de las redes sociales y las fotos. Para nosotras es un momento de compartir juntas. Es algo que nos une. Cada una tiene su trabajo, y este es un espacio que buscamos para juntarnos”, afirmó. 

Siguiendo con la esencia familiar que el emprendimiento tiene, contó: “Cuando empecé, muchos de los aromas me llevaron a mi infancia, a mi abuela. Además, recordé que cuando era chica hacía velas de parafina. Una siempre vuelve a algo. En mi caso surgió y hoy implica una conexión con otras cosas como los olores y el trabajo manual”.

Respecto al nombre elegido, apareció una noche en la cabeza de Gisela. “Recuerdo que le mandé un audio a mi hermana y le conté lo que había pensado, Tengo un hijo de nueve años y una hija de cuatro que se llama Catalina. Me pareció ideal, con el agregado de “Doña”, porque así también se llamaba mi bisabuela. Es un nombre histórico en la familia”.

“Me gustaría que nos conozca todo el mundo”

Con esas palabras, Gisela se refirió a sus deseos para “Doña Catalina”, emprendimiento que ofrece una amplia variedad de velas de soja, difusores y perfumes textiles, sahumerios “y vamos incorporando artículos de cerámica y cosas relacionadas con la época y el momento transitado. Por ejemplo, cuando es el día de la madre sumamos productos especiales para la ocasión”, dijo. 

Consultada sobre su participación en ferias bahienses, explicó que a finales del 2021 estuvieron en una del barrio Villa Mitre. “En las ferias grandes no tuvimos oportunidad porque nunca hay lugar. La idea es poder ser parte en algún momento, porque está bueno también para conocer gente. Igualmente, hemos sido parte de sorteos en conjunto con otros emprendedores e incorporamos productos de otros a nuestra iniciativa”. 

Si bien “Doña Catalina” crece día a día, Gisela sabe que “hay que trabajar mucho para tratar de hacer la diferencia. Nosotras ahora tenemos dos aromas que son propios y eso es un logro gigante. Tuvimos que estudiar y aprender mucho. No se trata solo de hacer cosas lindas y buenas, sino también me importa ser cuidadosa con el medio ambiente”. 

Y, siguiendo esa línea, finalizó: “La soja no es ecológica, y quizás pago el kilo más caro, pero trabajo con gente que la obtiene de una manera mucho más sana, y que sé que tiene la misma filosofía que yo. Una vela de soja la encontrás en todos lados hoy en día, pero poder tener un aroma, una forma de trabajar y una filosofía que nos represente creo que son los aspectos distintivos de ‘Doña Catalina’”.

Para conocer más sobre este emprendimiento local pueden visitar su Instagram, donde hay un link al número de WhatsApp, y su Facebook.