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A pesar del esfuerzo voluntario que lo mantiene prolijo y verde, el espacio ubicado en el Parque de Mayo carece de recursos económicos y humanos. Por eso, que pueda volver a florecer en todo su esplendor requiere de la acción colectiva.
La Agrupación de Floricultura y Jardinería Bahía Blanca, dedicada al cuidado y embellecimiento del Rosedal del Parque de Mayo, enfrenta una situación apremiante. A la escasez de recursos y la limitada cantidad de socios y socias se suma el deterioro del predio, que dificulta la realización de eventos fundamentales para su sostén. A pesar de que los daños sufridos en comparación con otros puntos de la ciudad fueron menores, la caída de un paredón representa un obstáculo económico significativo, al igual que la necesidad de recuperar el 30% de los rosales, objetivo central de su labor voluntaria.
“Lo hemos mejorado bastante. Lo hemos limpiado, hemos trasplantado algunas plantas que se han salvado. O sea, el paredón está horrible, con un aspecto espantoso, pero el resto ahora está lindo, es un ámbito que está prolijito, verde, porque con tanta lluvia eso afloró. Pero no tenemos los recursos humanos ni financieros”, explicó la presidente de la organización, Mirta Pirchi.
La colaboración con la labor que estas personas llevan a cabo puede manifestarse de diversas formas. Se reciben donaciones de plantas, incluso de especies que exceden las estipulaciones originales del predio, así como aportes de herbáceas. Otra vía de contribución es la económica, a través de un alias bancario gestionado directamente por la comisión de la agrupación. Y, finalmente, el voluntariado representa un apoyo fundamental ante la marcada escasez de personal.
La génesis del Rosedal del Parque de Mayo se remonta a la cesión de los terrenos por parte de la municipalidad durante la intendencia del doctor Linares. Fue entonces cuando la Agrupación de Floricultura y Jardinería Bahía Blanca, junto a voluntarios y con el significativo aporte de Rosauer, una destacada empresa proveedora de rosas, comenzaron a dar forma a este emblemático espacio verde. “La agrupación tiene 40 años de creación, y surgió por la inquietud de un grupo de vecinos amantes de la naturaleza. Dentro de los objetivos que se plantearon, se hicieron distintos eventos relacionados con la jardinería y apareció el gran objetivo o el ideario de fundar un Rosedal. A 21 años de su inauguración, hoy somos personas que le ponemos el alma y el cuerpo. Lo hacemos verdaderamente con mucho amor”, finalizó.
Quienes quieran realizar un aporte económico, pueden hacerlo a través del alias: finca.orilla.pan. Más información en Facebook e Instagram.
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