Por Lucía Argemi, para la Cooperativa de Trabajo EcoMedios Ltda.

El grafiti de Ariez Fresh es más que arte urbano; es un diálogo abierto con la comunidad de Bahía Blanca, que enriquece su patrimonio cultural y transforma el paisaje urbano.

Con una mirada única y un estilo personal, el artista que encontró en la cultura del hip hop un espacio de expresión, ha revolucionado la forma en que se concibe el grafiti. Sus obras, llenas de color y significado, aportan una narrativa visual que enriquece el paisaje de la ciudad. Un claro ejemplo de dicha visión transformadora es uno de sus últimos trabajos, para el que plasmó parte del legado local en un mural conmemorativo por los 130 años del Club Bella Vista.

“Está en la calle Charcas, sobre la tribuna visitante de la cancha de Bella Vista. Son personajes destacados. A todos los pinté con las camisetas con las que jugaron en su momento. Fue una experiencia en la que aprendí un poquito. La gente del barrio que pasaba me contaban anécdotas con sus conocidos”, recordó, quien le dio vida a un  homenaje vibrante y emotivo que resuena con la identidad de toda una comunidad.

Gracias a su arte, el grafiti ha encontrado un nuevo hogar en las calles bahienses y ha podido demostrar su fortaleza como herramienta de expresión artística. “Si me tuvieran que etiquetar, diría que graffiti es la única palabra que siento que puede hacerlo. Me gusta pintar directamente en la pared y en cada proyecto noto que la gente cada vez los recibe mejor. Vengo con esto hace como 20 años y viví la etapa en que la lata de aerosol era un tabú. Hoy en día eso cambió un poco”, dijo.

Chispa creativa

El hip hop, y todo lo que trae consigo este movimiento cultural y artístico, no solo marcó sus inicios sino que transformó su vida por completo. Amante de los colores vibrantes y los formatos audaces, su arte es inseparable de dicha cultura que lo inspira y lo impulsa a crear murales llenos de vida, donde su trayectoria, su corazón y su compromiso con la ciudad se funden en cada trazo.

“Uno de mis trabajos favoritos es un morocho, yo le digo ‘el negro de la esquina’, en Lavalle y Dorrego, donde ahora funciona el Centro Cultural ‘La esquina de Otto’. Fue uno de los primeros que hice hace como 8 años. Y más actual, me gusta mucho un Muhammad Ali gigante, en blanco y negro, que pinté en un gimnasio de la calle Cuyo. Me encanta dibujar en grande, caras, rostros o cuerpos”, explicó.

Hoy, las calles de Bahía Blanca son un testimonio de su talento. Su arte, diseminado por toda la ciudad, revalorizan el grafiti como una expresión artística que enriquece el entorno urbano y refleja historias que merecen ser contadas. “Si algún día me ven pintando un edificio, pónganse contentos porque estaré cumpliendo mis sueños. Esa es una gran meta. Y al año lo empiezo bastante activo, también pudiendo comercializar la marca de aerosoles que uso. La vamos a tener en venta en mi local de 12 de Octubre y San Juan”, finalizó.

Los y las interesadas en conocer más sobre sus creaciones y, o contactarlo, pueden visitar su Instagram.