Miel ‘El Pehuenche’ se trata de una producción que se da en la localidad de Pedro Luro. Con la certeza de que toda elaboración regional juega un papel fundamental en la preservación y el enriquecimiento del patrimonio cultural de una ciudad, hablamos con el apicultor Joaquín Parra González.

El emprendimiento familiar surgió hace muchos años. El padre de la familia, fue quien  comenzó como empleado rural, luego como productor y de los cinco hermanos tres siguieron sus pasos. Lo que inició con vacas y ovejas, en otro campo, se desarrolló en una chacra que pudieron adquirir en el año 2010, a cuatro kilómetros de dicha ciudad del partido de Villarino.

“Nuestras producciones siempre fueron pensadas y encaradas desde el respeto por el bienestar animal y el ambiente. En el medio, con mi hermano nos fuimos a Bahía Blanca a estudiar Agronomía. Ahí descubrimos un mundo que no nos terminó de cerrar nunca. Solo veíamos una forma de producir. No se hablaba de otras cuestiones, solo se mencionaba a la agroecología y la producción orgánica para desprestigiarla”, comenzó Joaquín.

Si bien se recibió como Ingeniero, al finalizar sintió la necesidad de andar su propio camino. “Lo que más nos nutrió fue poder viajar a otros campos, chacras; a encuentros de productores y demás. En estos 14 años, hemos hecho un montón de producciones siempre teniendo en cuenta aquellas bases y a la familia rural como eje de todas ellas. Así fue cómo se gestó un poco todo. Fue una decantación de todos estos procesos”, dijo.

Productos de la colmena

Entre las características de la miel ‘El Pehuenche’ está su cremosidad. “La miel naturalmente se solidifica. En nuestra zona y dependiendo de la floración, ya para abril, marzo, se pone sólida en los tambores. Lo que suele ocurrir es que se calienta para sacarla y meterla en los frascos. Entonces queda una miel totalmente fluida y ocurre que, a lo largo del tiempo, se vuelve a recristalizar. Además, al calentarla cambian sus propiedades organolépticas y  nutricionales. Termina siendo un producto de menor calidad”, explicó.

Por eso, ellos la envasan tras un proceso de cremado. “Una vez que la miel se puso dura en el tambor, con una máquina se raspa, se bate, se rompe esa estructura sólida, lo que hace que se incorporen burbujas de aire y le otorgue esa textura, muy fácil de untar y manipular. Y lo bueno es que no se vuelve a endurecer. Por eso optamos por esta presentación de miel cremosa. Las propiedades naturales y nutricionales quedan intactas”, detalló.

El pasado 29 de junio, participaron de la inauguración del Mercado Bahiense en el predio de FISA, experiencia que los dejó muy satisfechos. “Uno quiere contar lo que hace, cómo lo hace y la pasión que le pone. Nosotros somos apicultores desde hace 22 años. Fuimos pasando por distintos procesos y recién hace dos años, o tal vez menos, que decidimos profundizar en la venta de miel fraccionada”, contó.

Asimismo, forman parte de una cooperativa y gracias al Ministerio de Desarrollo Agrario y a proyectos que escribieron, recibieron tres beneficios que les permitieron gestionar el registro nacional de establecimiento y el de producto apícola. “Sin esos subsidios no hubiéramos podido acceder a la maquinaria para tramitarlos. Ahora nuestra proyección es vender el 100 % de la miel que producimos, en primera instancia lo más local posible, tanto Pedro Luro como la zona. Nos interesa primero el reconocimiento regional”, finalizó.

Los y las interesadas en conocer más sobre este emprendimiento familiar de miel, pueden visitar el Instagram o Facebook, o bien comunicarse al WhatsApp 291 4125357.