Una serie de Apple TV que muestra el revés de la trama del espionaje.

Entre el aluvión de series recién estrenadas, una que merece la pena verse es Slow Horses con Gary Oldman y Kristin Scott Thomas como protagonistas.

El título alude a los agentes del MI5 – Sección 5 de la inteligencia británica-, que han cometido un error enorme y son desterrados a “La casa del Pantano”, la  oficina desvencijada de un suburbio londinense que está al mando del irascible Jackson Lamb.

Resumiendo: nada del glamour alla James Bond; sólo un grupo de espías resentidos que sueñan con recuperar un puesto en la vanguardia, mientras deben conformarse con hacer lo que nadie más quiere hacer.

La primera temporada de seis capítulos de una hora se estrenó en abril y está disponible en la plataforma de la manzanita, que no ha acertado demasiado en sus producciones originales y a la que este thriller oscuro ambientado en los costados más mezquinos del poder, va a mejorarle notoriamente las estadísticas.

La trama -basada en la novela homónima de Mick Herron editada en 2010-,  comienza cuando uno de los “caballos lentos” encuentra una posible pista sobre un sonado caso de secuestro, pero al seguirla apenas puede distinguir a los chicos buenos y de los malos. 

Oldman en todo su esplendor irónico como Lamb, secundado eficazmente por un elenco con varios rostros reconocibles de la escena audiovisual británica actual, un guion atrapante, un leit motiv musical cantado por Mick Jagger y un final más que sorprendente, que da para lamentar que la segunda temporada confirmada todavía no tenga fecha fija de estreno.  

Ficha técnica/ Dirección: James Hawes. Guion: Morwenna Banks, Mark Denton, Mick Herron, Will Smith, Jonny Stockwood. Música: Daniel Pemberton, Toydrum. Fotografia: Danny Cohen. Origen: USA, UK-2022.