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A principios del mes de marzo se propuso nuevamente un proyecto de ley en la Cámara de Diputados de la Nación relacionado a la protección y el uso sostenible de los humedales. A partir de los numerosos incendios que han ocurrido en los últimos años tanto en Corrientes, en el Delta del Paraná y en Patagonia, urge que entre en agenda discutir sobre la sanción de esta ley.
La ley define como humedales a aquellos ambientes en los cuales la presencia temporaria o permanente de agua superficial o subsuperficial causa flujos biogeoquímicos propios y diferentes a los ambientes terrestres y acuáticos. Tiene además biota adaptada a las condiciones típicas de suelos hídricos.
Esto concuerda con la definición establecida en 1971 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la Convención de Ramsar.
Este tratado internacional define como humedal a todos los lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, pastizales húmedos, turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, manglares y otras zonas costeras, arrecifes coralinos, y sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales, embalses y salinas.
¿Qué se pide en la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para el Uso Racional y Sostenible de los Humedales?
Desde 2013, se han armado varios proyectos con los humedales como protagonistas pero nunca se han llegado a discutir al perder estado parlamentario antes de llegar a la sesión del Congreso.
El nuevo proyecto tiene como objetivo establecer presupuestos mínimos de protección ambiental para la preservación, restauración y uso racional y sostenible de los humedales en todo el territorio de la Nación, reconociendo su valor intrínseco y resguardando su integridad ecológica, asegurando los servicios ecosistémicos que éstos brindan.
En principio se propone realizar un inventario para reconocer las áreas que cumplen con las características para considerarse humedales ya que no hay registro de los mismos. En principio, se estima que alrededor del 21% del territorio argentino entraría en la categoría de humedal.
En Argentina hay 23 sitios Ramsar, es decir que son humedales de importancia internacional debido a que son únicos en el mundo por sus características o por su función en la conservación de la biodiversidad.
Debido a la extensión y variación climática del territorio nacional, contamos con una riqueza inigualable de humedales desde lagunas altoandinas y glaciares en la Cordillera hasta esteros, lagunas y bahías en el lado más oriental del país.
Importancia de la conservación de los humedales
Los motivos por los cuales son necesarios este tipo de ecosistemas son varios, pero debido a los numerosos incendios que golpearon al país en el último tiempo, está claro que es primordial considerar su función contra la sequía e incendios.
Los humedales son los reguladores del agua en la tierra, en momentos de sequía son los que almacenan este líquido indispensable para la vida y en el caso de abundantes precipitaciones actúan como esponjas absorbiendo y amortiguando la escorrentía superficial.
Según el convenio Ramsar son indispensables para la supervivencia humana debido a que son los entornos más productivos del mundo y brindan innumerables beneficios como suministro de agua dulce, alimentos y materiales de construcción, mitigación del calentamiento global, defensa contra tormentas y son cunas de diversidad biológica.
Por lo tanto, es fundamental contar con una regulación a nivel nacional para gestionar el uso racional y sostenible de los humedales, para que disminuyan las malas prácticas que afecten significativamente la integridad ecológica y fomentar los desarrollos innovadores que promuevan la transición hacia la sostenibilidad ecológica.
El estuario de Bahía Blanca
El estuario es el humedal de mayor importancia de la ciudad. No sólo cuenta con biota adaptada al mismo como la flora halófita presente (plantas adaptadas a crecer en suelos con alto contenido de sal), sino también con una comunidad muy diversa que va desde pequeños invertebrados, peces, aves acuáticas e incluso mamíferos como delfines han transitado sus aguas.
También cumple un rol preponderante desde el punto de vista ambiental ya que retiene gran cantidad de los contaminantes que llegan a él desde las industrias, las aguas residuales, la circulación de navíos, etc. Este humedal tiene un fuerte impacto antrópico debido al desarrollo demográfico de Bahía Blanca y es la primera barrera que disminuye la cantidad de contaminantes que llegan al océano. A la vez regula el régimen hídrico y protege a las costas de inundaciones o de la erosión costera.
Por otro lado, es fuente de trabajo para toda la comunidad de pescadores artesanales de la zona que viven de lo que les provee este ecosistema. En un estudio realizado este año por especialistas del Conicet, se demostró que estos actores sociales son conscientes de la gran importancia del estuario, conocen la función ecológica del mismo y notan cómo se ha ido degradando con el paso del tiempo.
Sin embargo no fue hasta fines de 2011 que el resto de la sociedad empezó a conocer un poco más del estuario debido al megaproyecto de dragado que se quería realizar en Puerto Cuatreros y que iba a generar un impacto irreversible a este valioso humedal. Gracias a la difusión de los estudios y opiniones de especialistas de la Universidad Nacional del Sur, la Universidad Tecnológica Nacional y el Instituto de Oceanografía (IADO – Conicet), la sociedad pudo informarse y reconocer que el proyecto que se quería realizar no tenía los estudios ambientales correspondientes y que traería consecuencias irreversibles.
A partir de allí, el estuario empezó a tener otra consideración por parte de la población y en la agenda del Municipio ya que se retomó el proyecto de realizar un paseo costero en el cual se propone limpiar y revalorizar tres mil metros del frente costero. Sin embargo es necesario continuar con la difusión de la importancia del humedal bahiense para promover su conservación y cuidado.
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