Febrero es el mes en que se conmemora la labor del guardavidas en nuestro país, una profesión que protege la vida humana en las playas y piletas.

Los equipos de trabajo están conformados por personas formadas y entrenadas para prevenir, supervisar, orientar, y asistir técnica y profesionalmente a las y los bañistas, brindando respuestas inmediatas como rescate y primeros auxilios, ante situaciones de riesgo dentro de su área de responsabilidad. La práctica del guardavidas conforma un verdadero grupo de riesgo: “En el 2016 tuve que hacer dos rescates en la playa de Necochea, fue la prueba de fuego, esa situación hizo que entrara en razón, y me diera cuenta que la profesión que había elegido ponía en riesgo mi vida, pero aún así trabajo todos los veranos, porque amo esta labor”, expresó la guardavida profesional, Vanessa Falaschi en contacto con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios. 

Las leyes 27.155 y 14.798 regulan el ejercicio profesional de guardavidas, considerando que son personal capacitado para la protección y resguardo de la vida humana en el ambiente acuático. Dichas leyes buscan regular la incorporación de presupuestos básicos y elementales que deben cumplirse, como también suministrar equipamientos, con el fin de disminuir el riesgo tanto para las y los rescatistas como para las personas que asisten a los espejos de agua. Además, garantizan mayor efectividad en la tarea de prevención y rescate en caso de emergencia. “Las condiciones de trabajo no siempre son las ideales, faltan algunos materiales de importancia, como los desfibriladores automáticos, que se utilizan ante un paro cardíaco, cosa que puede suceder en algún rescate. Nuestra profesión no tiene ningún apoyo de profesionales para el post rescate, si la víctima desafortunadamente muere, el personal que la asistió no tiene ningún tipo de contención”, añadió la guardavidas.

Nota completa en la edición Nº 71 de Ecos Puntaltenses, producto de la Cooperativa de Trabajo Ecomedios. Todos los derechos compartidos.