La organización sostuvo el compromiso con la comunidad y la articulación con distintas instituciones de la región en este contexto de emergencia sanitaria.

El cierre preventivo no fue impedimento para que el Centro Social Nuevos Horizontes contribuya al mejoramiento de la calidad de vida de niños, niñas y familias. “Hemos asistido a las familias con una bolsa de alimentos semanal, merienda quincenal para los chicos, al aire libre,  y seguimiento telefónico, ofreciéndoles nuestro total acompañamiento”, confirmó la coordinadora general, Teresita Gariboldi.

Con el regreso de la presencialidad, aún no pudieron abrir sus puertas al 100% porque “como institución el equipo se nos debilitó en cuanto a cantidad de gente y la apertura total implicaba la limpieza estricta de baños y espacios bien cuidados, entre otras cuestiones. Todas cosas que aún no hemos podido resolver. Igualmente sí hacemos actividades al aire libre, ya que el Centro tiene un gran espacio”, dijo. 

Por otro lado, también retomaron la articulación con distintos establecimientos locales como el INTA, “que nos ha ayudado mucho con semilla e ideas”, y con la atención pediátrica y la clínica médica. Además, la organización es un centro de pasantías para estudiantes de las carreras de nivel Inicial y Trabajo Social, y “contamos la ayuda de comercios que nos bajan los precios o nos permiten abrir cuentas que abonamos a fin de mes”, sostuvo.

Para Gariboldi, la existencia de los centros sociales es “muy necesaria como espacios de contención emocional Las familias que llegan están sacudidas por un montón de situaciones. Los lugares donde la gente se siente contenida, querida y respetada, no son tan sencillos de generar y su existencia es muy importante. Nuestro ritmo institucional es como una familia grande. A veces no podemos dar soluciones concretas, pero los recibimos y ponemos todo de nuestra parte”, manifestó.

Recorridos y aprendizajes

Nuevos Horizontes nació en el marco del proyecto internacional Solidaridad a Distancia, una iniciativa surgida en Italia, de la mano del Movimiento de los Focolares, que implica un padrinazgo a la distancia. Por su parte, el Centro Social del barrio FoNaVi fue inaugurado en el año 2003.

“La iniciativa fue presentada por una joven que trabajaba en el barrio, Alejandra Martínez, al Movimiento que enseguida respondió con un padrinazgo de 100 personas. Gracias a esos fondos se compró el terreno, se hizo el edificio y se generó todo lo que hoy ya lleva 18 años de vida”, recordó Teresita Gariboldi.

Nota completa en la Edición N° 67 de Ecos Puntaltenses, producto de la Cooperativa de Trabajo Ecomedios. Todos los derechos compartidos.