Esta tercera entrega de la saga llega con más espantos y un nuevo director. 

En 2013 el director malayo James Wan salía del anonimato con El conjuro, que consiguió un gran éxito de público y crítica al desarrollar una trama de terror inspirada en uno de los casos reales del matrimonio formado por el demonólogo Ed Warren y la médium Lorraine Warren, que dedicaron toda su vida a la investigación de lo sobrenatural o lo paranormal.

Punto de partida de la saga continuada en El conjuro 2 (James Wan; 2016) sobre otra casa embrujada y esta esperadísima tercera parte, donde Wan ha cedido la dirección a Michael Chaves a pesar de que su desempeño en el flojo spin- off La maldición de la llorona (2019) no dio para entusiasmarse. 

Sin embargo, en El Conjuro: El diablo me obligó a hacerlo, después de la conmocionante secuencia de apertura con el exorcismo de un niñito y otros tributos a El exorcista (William Friedkin; 1973), cambia el terror por algo más cercano a un thriller donde los protagonistas tratan de romper el maleficio que ha provocado varias muertes.  

Trama con las usuales oscuridades, gritos, visiones y referencias a las entregas previas, que los seguidores van a disfrutar junto con la química y las interpretaciones de Vera Farmiga y Patrick Wilson, que son los cimientos empáticos del conjunto. 

Sin alcanzar el nivel de las dos conjuros anteriores, este entretiene con alguna que otra secuencia adrenalínica y vuelve a ofrecer fotografías, audio y video originales de 1981 entre los créditos de cierre. 

Ficha técnica/ Dirección: Michael Chaves. Guion: David Leslie Johnson-McGoldrick. Música: Joseph Bishara. Fotografía: Michael Burgess. Intérpretes: Vera Farmiga, Patrick Wilson, John Noble, Ruairi O’Connor. Origen: USA, UK; 2021.