El Museo Taller Ferrowhite reinventó su rol en la sociedad a través de un gran compromiso por mantenerse cerca de quienes están interesados o interesadas en las propuestas de sus diversas actividades.

A partir de las medidas de restricciones por la situación de pandemia, el museo taller comenzó a trabajar bajo la modalidad de “Museo Delivery” a través de la cual llevan materiales para realizar diferentes acciones en casa.

“Es una forma que hubo que inventar a partir de tener el espacio cerrado, un espacio que habitualmente nuclea a vecinos y vecinas de la localidad de Ingeniero White, y de Bahía”, explicó su director, Nicolás Testoni.

“Nos llevó a pensar que el museo debe acercarse a las personas, y esto que repartimos desde el año pasado, son elementos de diferentes talleres que realizamos. Es un reparto de material didáctico, útiles, y también alguna cosa rica que tiene que ver más con el afecto”, afirmó.

Dentro de sus actividades, continúan con el taller Prende, que empezó en el 2009 y ha logrado un gran crecimiento respecto al alcance de su público: “Surgió como un taller de serigrafía para adolescentes y jóvenes, y poco a poco fue creciendo y diversificándose. Se extendió a los más chicos, y a través de ellos a los más grandes, sus familias”, contó Testoni, en comunicación con Ecomedios.

En torno a ese proyecto, además, se creó un taller de expresión plástica y escritura para niños y niñas, uno de corte, confección y serigrafía y también la iniciativa de realizar huertas familiares en la casa de cada participante. “A partir de esa huerta se desprendieron otros proyectos como de construcción de cajones de cultivo, que son cajones de madera elevados que permiten mejorarlas. Eso lo pudimos hacer gracias al Programa Puntos de Cultura que ganamos el año pasado, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación”, informó el director.

Huertas agroecológicas

Otra de sus iniciativas, que comparten con el INTA, es una capacitación sobre cómo cultivar en esas huertas. Además, el museo es uno de los puntos de distribución de frutas y verduras que son cultivadas en el periurbano bahiense de forma agroecológica, que se vente a un menor costo y ayuda a los productores y productoras locales.

También, gracias al Programa Internacional Ibercultura Viva y al apoyo del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, realizaron un taller de hornos de barros que proyectan repetir cuando el clima y las medidas sanitarias lo permitan, con la idea de agregar la fabricación de “estufas rocket” de barro.

“En el museo tenemos figuras que muestran los cambios de la vida del trabajador ferroviario y portuario, y estamos desarrollando figuras similares que tienen que ver con el trabajo femenino. Así que nos estamos preguntando sobre esa identidad laxa, difusa y generalmente precarizada del trabajador de la cultura”, indicó Testoni.

“El museo no se detuvo. Veníamos trabajando en esta línea, pero de alguna manera la pandemia lo concentró en estas actividades. Además, por supuesto, de mantener la tarea principal de archivo, sistematización de los fondos documentales y crear una guía general de archivos que es una especie de mapa con toda esa información”, remarcó.

“Hay un vínculo que perdimos y extrañamos que tiene que ver con que el museo este abierto, con el público general. Lo que sí enriquecimos fue el vínculo comunitario y los lazos a distancia, lo que nos pone cerca de un vecindario que no queda acá nomas, que es distante, que nos pone en contacto con gente distinta que no conocíamos”, reflexionó el director, y agregó que “no es un proceso fácil, pero a la vez es un desafío muy interesante. Más allá de la pandemia, estaba instalado el debate de qué es un museo, y el contexto colaboro en la deconstrucción de la institución”.

Para participar o conocer más sobre las actividades del museo taller Ferrowhite, están disponibles sus redes sociales Facebook e Instagram