En Maipú, Mendoza, productores y productoras elaboran productos orgánicos y con una fuerte apuesta en lo artesanal y ecológico.

La provincia de Mendoza se caracteriza por la buena calidad de vinos de distintos varietales. Al pie de la cordillera se pueden observar los extensos campos con parrales que contienen el elemento necesario para poder producirlos: la uva.

En los tiempos que corren y, con el avance de productos químicos que buscan el mayor rendimiento del fruto, un grupo de productores y productoras de la Cooperativa de Trabajo Ayllu Limitada emprendió el desafío de elaborar jugo de uva y vinos orgánicos; e introducir el trabajo artesanal a las distintas etapas de producción. De esta manera, tienen como objetivo mejorar la calidad de uno de los alimentos típicos que consumen los ciudadanos y ciudadanas y, además, procuran cuidar el medioambiente.

En diálogo con El Portal de las Cooperativas, la socia de la agrupación, Iris Arias, comentó: “Los productos que elaboramos son el vino, en general es vino tinto, y, a partir de que tenemos la finca, el jugo de uva”.

La organización, que nació en el 2014, pudo con el transcurso del tiempo comprar un terreno en Cruz de Piedra, en Maipú, y lograron instalar una bodega. A través de una finca heredada por unos hermanos que pertenecen a la Cooperativa, plantaron parrales en una extensión de seis hectáreas. Estos fueron los pasos primordiales para comenzar con el proyecto que tenían: producir vinos y jugos orgánicos.

Los procesos de producción son muy artesanales. No hay nada que esté industrializado. Ellos y ellas cosechan la uva de la finca que poseen e incluso se animan a cosechar las que provienen de las otras fincas en las que compran el fruto. Una vez en la bodega, los y las cooperativistas se encargan de limpiar el racimo de uva, despalillan; prensan con dos máquinas, también bien artesanales; y proceden a la etapa de la elaboración del vino o del jugo.

Otro detalle en la producción es el cuidado del medioambiente. Al respecto, Arias dijo: “Hay una mirada del reciclado, de generar la menor cantidad de basura posible. Entonces, nosotros recolectamos y volvemos a rescatar botellas; las lavamos y reutilizamos. Esas botellas no tienen la cápsula, por ejemplo, porque está como esa conciencia, esta mirada de no es algo que sea útil no es algo que haga a la calidad del vino y que, además, generaría un residuo que sí se puede evitar mucho mejor”.

Este año, se les dio la oportunidad de hacer jugo de pera y jugo de manzana, también de cultivos orgánicos. Por otro lado, han incursionado en la elaboración de sidras y cervezas, aunque siguen en el proceso de estudio de estas bebidas.

En la actualidad, los productos se venden en ferias de la economía social y solidaria y del comercio justo de Mendoza, Buenos Aires y del sur del país. Además, tienen clientes y clientas que son fijos y, por ende, tienen asegurado el ingreso por ahí. Por otro lado, se encargan los asociados y asociadas de buscar a potenciales personas que compren el producto. Si bien los volúmenes de producción no son tan grandes, pueden llegar a cubrir ciertas demandas.

En cuanto al nombre de la Cooperativa, tiene un significado particular. Ayllú significa comunidad. Las ayllú eran las comunidades organizadas que funcionaban dentro de la cultura Quechua. Esas comunidades eran familias que producían para autoabastecerse y después, cuando fue aumentando la producción, empezaron a intercambiar con otros ayllus. Ahí se generó como un circuito de trueque. “Algo de eso hay acá, no somos familias, algunos sí otros no, pero existe ese espíritu de compartir mucho más de lo que es el trabajo. Vivimos todos cerquita, pertenecemos todos a la misma comunidad y hay mucho de ese espíritu de comunidad. Producir para abastecerse para autogestionar su alimentación y después, en este caso, para transmitir e intercambiar con otras comunidades que tienen más o menos la misma filosofía”, finalizó Iris Arias.