Voluntarias y voluntarios de distintas organizaciones están presentes desde el comienzo del aislamiento obligatorio, y en la actualidad entregan viandas los días miércoles y sábados a familias de distintos barrios de la ciudad.

En el punto caliente de la capilla, ubicado en las calles Ricchieri y Fabián González, no dejaron de cocinar y repartir mercadería que reciben de donaciones, aportes, colaboraciones y los alimentos secos desde la delegación municipal Noroeste.

«Se vio que un lugar que no tenía cerca un punto caliente era el último sector de Maldonado, y la barriada grande de Costa Blanca; por eso desde La Piedad se dispuso ceder la utilización de las instalaciones de la capilla Santa Lucía», cuenta Horacio Pezzutti, voluntario salesiano.

El trabajo articulado desde la misión de Don Bosco, grupos de familias salesianas, voluntarios de ex alumnos, y alumnos de Juan XXIII, Unisal y La Piedad; además se sumaron chicos y chicas de «La Cámpora», también de la Corriente, Clasista y Combativa (CCC) quienes trabajan en el merendero «Hakuna Matata» de Costa Blanca.

«Se empezó a cocinar primero para 120, 130 familias, después a medida que se fue abriendo, la cantidad de trabajos posibles, porque muchos vecinos son trabajadores informales, en la construcción, recolectores, algunos también jubilados o personal doméstico, pudieron ir mejorando la situación», comenta Pezzutti.

Agrega que si bien alguna de esas familias ya no retiran las viandas, sí buscan la mercadería, el cual consiste en ocho productos por mes y lavandina, la cual se fracciona en las instalaciones de La Piedad; con la intención de acompañar el esfuerzo de alimentación e higiene en estos momentos de pandemia.

El trabajo que realizan voluntarios y voluntarias se divide en limpiar y cortar las verduras, preparar los alimentos; otro grupo cocina, entrega y reparte; y otro se encarga de la limpieza y desinfección, esto responde a la organización y tiempos, pero también para evitar el amontonamiento de personas ante la situación sanitaria.