Butacas vacías
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Una actualización del presente del cine y como luce su horizonte a futuro. 

Cada vez que ha surgido una nueva tecnología asociada con la producción o la distribución de material cinematográfico se han alzado voces ominosas sobre su próximo fin y lo cierto es que siguió vivo, aunque debiera reacomodarse o perder volumen de público en las salas. 

Desde finales del siglo XX, la digitalización y el CGI volvieron a llenar los cines con espectadores deslumbrados por la pirotecnia visual hasta que el recreo fue interrumpido por Internet y el streaming, que dio acceso a películas en un teléfono móvil o un televisor inteligente, rompiendo la vieja sinécdoque y separando a “el cine” de “los cines”. 

Divorcio del medio y su canal más tradicional, que se hizo efectivo con la pandemia y el cierre de las salas en todo el mundo, lo que no había sucedido ni en periodos de guerra. 

Primero, las distribuidoras “americanas” que manejan el mayor porcentaje de los estrenos a nivel mundial coincidieron en retrasar los de mayor presupuesto, pero en julio se abrió una pequeña brecha en ese dique con el acuerdo del estudio Universal y AMC – la cadena de salas más importante de Estados Unidos-, que bajó de tres meses a 17 días la ventana entre la exhibición en salas y online.  

Mientras que hace pocos días Warner subió la apuesta, anunciando que estrenará sus producciones  simultáneamente en plataformas y en salas, algo que podría perjudicar a estas últimas o a las que queden tras los cierres definitivos que se están sucediendo. 

Una tendencia desfavorable, que en el mejor de los casos llevará a otra retirada parcial y su consiguiente achicamiento aunque ver un film en una sala llena sea una experiencia y un ritual resistente. 

Categoría: Cultura
2020-12-10 20:14:07
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